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Relaciones de Pareja, PARKINSON

Relaciones de Pareja – Parkinson y Sexualidad

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En la vida de pareja de las personas sanas siempre puede haber problemas; cuando surge una enfermedad, el vivir con ella se convierte en el eje principal de convivencia y puede llegar a hundirles. Puede ser inevitable y tener como efecto secundario un deterioro de la relación, que puede extinguirse temporal o incluso permanentemente.

Incluso en las relaciones más estables y duraderas es inevitable que surjan los problemas puntuales, por lo que cuando hay un problema de salud, es más fácil la existencia de problemas de pareja. En realidad, la solución al problema se podría resumir en una palabra: comunicación.

Mantener una buena relación no es una cuestión espontánea, requiere una cantidad enorme de esfuerzo, de tiempo y de energía si se quiere conservar. Lo esencial es una buena comunicación, pero en todas las materias, incluyendo la sexual. Si sus padres se encontraban incómodos cuando le hablaban de sexo, es normal que usted tenga la misma sensación y se encuentre inhibido. Tendemos a caer en el error de creer que en nuestra vida cotidiana nunca tenemos problemas para hablar de sexo con nuestra pareja, pero la realidad es, en muchas ocasiones, distinta.

Cuando un problema importante entra en nuestra vida tendemos a afrontarlo y solucionarlo, pero cuando interfiere en nuestra vida sexual, tendemos a rechazarlo; nuestra vergüenza puede inhibirnos e impedirnos arreglarlo.

La enfermedad, a largo plazo, afectará inevitablemente sobre la líbido de la persona o sobre su impulso sexual. Para mantener el interés sexual es necesario aprender más sobre su pareja y sobre usted mismo. La depresión que puede acompañar a la enfermedad también ocupará su lugar en el problema.

En personas afectadas de Parkinson, la función sexual se puede ver afectada por el temblor persistente, la dificultad de movilidad y la posible incontinencia urinaria (el hombre debe vigilar periódicamente la próstata y en la mujer debido a los partos u otros problemas). La medicación puede afectar también en la relación tanto en una depleción como manifestarse con una hipersexualidad que puede suponer una tensión tan grande o mayor que una falta de deseo. Este trastorno puede perturbar a la familia y su calidad de vida. Incluso en algunas situaciones se puede ver como algo aberrante. Pero el paciente no tiene ninguna culpa. Se debe a su medicación.

En el caso de las mujeres, los problemas menstruales, el parto, el cuidado de los niños y otras presiones familiares pueden tener un impacto en el deseo sexual. Si a esto añadimos los problemas ocasionados por la enfermedad, no sorprende que su nivel de deseo sea realmente bajo.

Hay muy poca información sobre sexualidad y vida en pareja en el caso de la enfermedad de Parkinson; posiblemente se deba a la creencia, errónea, que las personas afectadas, que suelen ser mayores de 50 años, no dan ya importancia a su vida sexual e íntima. Un estudio reciente refiere que sólo el 6% de los médicos discuten el impacto de la enfermedad sobre la sexualidad en sus pacientes.

En el caso de las mujeres, suelen mejorar su relación sexual y afectiva a partir de los 30 años, una etapa madura en la que se tiene mayor experiencia y se sabe cómo mantener una vida sexual plena y satisfactoria.

Existen unos datos evidentes: el 60% de los enfermos de Parkinson tienen problemas.

La función sexual normal necesita:

Si falla alguno de estos requisitos se puede complicar la vida sexual, pero tenemos que tener presente que el acto sexual no es necesario que acabe en coito y la vida íntima necesita de caricias y besos, de afectividad.

Los factores psicológicos juegan un papel fundamental en la pérdida de calidad de vida sexual de los pacientes con Parkinson; hay, en muchas ocasiones, pérdida de autoestima por tener una imagen deteriorada de su cuerpo, se ven menos atractivos y rehuyen cualquier actividad íntima.

El Parkinson afecta al sistema nervioso autónomo y por tanto afectará, en alguna medida, nuestra respuesta al estímulo sexual. El Parkinson también nos merma físicamente limitando nuestros movimientos, la agilidad, problemas de incontinencia, etc. Además está el efecto de la medicación y la posible depresión asociada.

Un tratamiento adecuado puede reducir los síntomas de la enfermedad, mejorar la agilidad y la capacidad de movilidad. Cualquier cosa que hagamos para mejorar nuestro estado de salud y nuestro tono muscular, afectará nuestro apetito sexual.

En la enfermedad de Parkinson hay unos periodos que se llaman en «on» en los que el tratamiento es mucho más eficaz. Para muchas personas resulta desagradable planificar la actividad sexual en estos momentos, por carecer de espontaneidad. Piense en cómo era anteriormente su relación o cuando conoció a su pareja, que había planificación, buscaba un ambiente romántico, etc. ¿por qué no ahora? Llevar años en pareja no significa olvidarnos de los pequeños detalles, tan importantes en la relación. El sexo no es pasión toda la vida, pero puede ser mejor con el tiempo, crecer; el cerebro es nuestro órgano más atractivo y es la guía de la respuesta sexual.

En la relación íntima con su pareja cualquier cosa es aceptable mientras lo sea para los dos, sea honesto, sano y provechoso. Piense también, y quizá sea lo más importante, que intimidad no es sinónimo de sexo o no es sólo sexo, es cariño, comprensión, es tener la sensación de vivir un proyecto común, compartir una vida pasada y futura.

Sexo masculino

La mayoría de los casos de Parkinson se dan a partir de los 50 años, cuando la producción de testosterona ha disminuido ostensiblemente. Algunos de los cambios que usted experimenta no tienen nada que ver con la enfermedad, sino que es un proceso normal dentro del envejecimiento fisiológico.

De todas maneras, el Parkinson en sí mismo sí afecta en la vida sexual de los hombres. La incontinencia urinaria, la retención de orina, el control de los esfínteres y el estreñimiento pueden ser resultado de la enfermedad o debido a la medicación. De todas maneras, no se puede creer que todos sus problemas son debidos a la enfermedad de Parkinson, pues pueden tener otras causas.

Hay algunas medidas que usted puede adoptar:

Impotencia

Es la imposibilidad de alcanzar o mantener una erección para satisfacer la cópula. La erección es el estado de rigidez alcanzada cuando el pene ha llenado sus tejidos (cuerpos cavernosos) de sangre, como consecuencia, en general, del despertar sexual, pero también ocurre durante el sueño y como consecuencia de la estimulación física.

El simple proceso del envejecimiento puede, de nuevo, ser culpable del problema.

También el Parkinson, ya que afecta al sistema nervioso autónomo, por lo que los mensajes necesarios no son transmitidos del cerebro al pene. Las medicinas también pueden afectar la capacidad de alcanzar una erección y mantenerla; consulte con su médico para valorarlo.

Existen varias alternativas de tratamiento:

Sexo femenino

Tanto en hombres como en mujeres las experiencias van cambiando con la edad. En la mujer, la menopausia suele comenzar sobre la cuarta o quinta década. La lubricación natural tarda más tiempo y puede ser menos abundante, los orgasmos se siguen experimentando, pero pueden ser más cortos de duración, hay una disminución de la tensión muscular del tejido vaginal. Muchos de estos problemas pueden ser solucionados con la terapia hormonal. Sin embargo, las mujeres (como los hombres) tienen dificultades sexuales directamente relacionados con la enfermedad.

Incontinencia

El Parkinson y algunas medicaciones antiParkinsonianas pueden producir incontinencia urinaria, retraso en el vacío de la vejiga, etc. Todo esto puede afectar la libido de la mujer e impedir la consumación del acto.

Es conveniente que acuda a la consulta del urólogo y también que el neurólogo valore el tratamiento prescrito.

Las recomendaciones generales, igual que en el hombre, consisten en:

Las mujeres tienen un auto sistema de ayuda que puede mejorar sustancialmente los problemas de incontinencia y la dificultade de alcanzar el orgasmo. Este sistema es el llamado «Ejercicio Kegel».

Ejercicio Kegel

Es un ejercicio ideado para fortalecer el músculo pubocoxígeo, que está involucrado en el control de la incontinencia urinaria, pero también parece cumplir una función en la sensibilidad del área vaginal y clítoris. Se consigue estrechar la vagina voluntariamente y aumenta la capacidad para lograr el orgasmo.

Primero tiene que aprender a conocer qué músculos se encuentran implicados y cómo controlarlos. Para ello se debe poner a orinar en la posición del hombre, intentar orinar y cuando comience inhibirlo bruscamente.

Una vez teniendo controlada la inhibición, la mujer puede realizar las contracciones durante su vida cotidiana. Inicialmente es conveniente realizarlo alrededor de 90 veces al día. En pocas semanas podrá estrechar la vagina de manera voluntaria con una fuerza considerable.

Menstruación

Existen problemas hormonales que pueden afectar a la paciente con Parkinson, como la menstruación, que a veces hace que las mujeres aquejadas de esta patología empeoren cuando la tienen. Una de la posibilidades es administrarles anticonceptivos orales para equilibrar los trastornos hormonales».

ASISTER…EN CONCLUSIÓN

Una comunicación honrada, conseguida con el esfuerzo de los dos, es la clave de la vida en pareja. Uno de los dos se encuentra sano y puede ser agotador la atención a su pareja. La persona enferma puede tener frecuentes cambios de humor que afectarán a los dos. El descontento y la decepción pueden conducir a la depresión, a un sentido del aislamiento y a una evitación de cualquier contacto físico.

La conversación sobre los problemas y el desarrollar soluciones puede profundizar el sentimiento de intimidad que tenía la pareja. La conversación es el camino principal que seguimos para sentirnos próximos a otra persona. Confiar en su compañero profundiza en la intimidad y puede ser un buen camino para solucionar los problemas.

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