Asister

Los Incas y Su ‘Ley de Dependencia’ EL ESTADO DEL BIENESTAR PRECOLOMBINO

Los Incas y Su 'Ley de Dependencia' EL ESTADO DEL BIENESTAR PRECOLOMBINO

Los Incas y Su ‘Ley de Dependencia’ EL ESTADO DEL BIENESTAR PRECOLOMBINO

Los Incas instauraron su particular «Ley de Dependencia» con el objeto de proteger a aquellos que «solo comían y dormían» y que necesitaban el cuidado constante de otras personas.

El ‘Tahuantinsuyu’: Primer Estado Del Bienestar
Alfonso de Pedro Alfaro. Economista

Cuando Francisco Pizarro y su escaso grupo de aventureros, llegaron a lo que hoy es Perú, no tenían idea alguna de que lo que pretendían conquistar y colonizar, se trataba de unpueblo, con una historia engalanada de milenarias culturas y civilizaciones, que habían alcanzado una estructura de Estado, mucho más avanzado, que el que ellos simulaban representar, para imponer como superior, sirviendo de excusa de su afán de enriquecimiento y poder.

El mundo Andino arrastraba una historia de más de 10.000 años, y a través de, entre otras, las culturas, Chavin, Paracas, Mochica, Lima, Nasca, Cajamarca, Wari, Chimu, Chancay, Chancas y como no, el reino Aymara del lago Titicaca, se conformaba una enorme región, que fue conquistada por los Incas, quienes extendieron sus dominios, configurando el Imperio Inca, llamado Tahuantinsuyu.

Los Incas Tahuantinsuyu. Esta palabra quechua, significa «Los Cuatro Estados Unidos»,  tahua=4, ntin=unidas entre sí, suyu=región.

Configuración del Imperio Inca

El Tahuantinsuyu, en extensión, abarcaba, por el oeste pacífico, desde el norte de el río Pasto en Colombia, hasta el río Maule de Chile, y por el Este, desde la selva amazónica de Perú hasta entrado el norte de Argentina, y cubriendo Bolivia, en términos geopolíticos actuales.

Desde su capital y centro neurálgico de poder Cuzco (Qosco en quechua, que significa «el ombligo del mundo»), partían las cuatro calzadas, que llevaban a sus cuatro horizontes, denominados como hemos dicho suyu, en una extensión de tres millones de kilómetros cuadrados.

Todo ello se dominaba desde la gran fortaleza-palacio de Sacsayhuamán, en el cercano norte de Cuzco, a 3.400 metros de altitud. Las estimaciones sobre la población son muy variadas pero el promedio se encuentra en torno a los diez millones de habitantes.

El Estado Inca del Tahuantinsuyu, era sin duda alguna, uno de los primeros «estados del bienestar» que se conocen de la historia de las civilizaciones, atribuido en gran medida al Inca Pachacutec («El Renovador», pacha=espacio/tiempo y cutec=revolución).

Los Incas habían conseguido desterrar la pobreza, nadie era pobre, al estar la población protegida por el Estado, a través de un sistema de tributos, que se materializaban en prestación de servicios, como relata John Víctor Murra, en sus múltiples investigaciones antropológicas sobre el mundo andino.

El tributo es un concepto occidental, en la cultura andina se intercambiaba mano de obra por bienes, dentro de un esquema cultural y  religioso.

Esta práctica de intercambio de bienes y servicios se puede apreciar, incluso hoy día, en algunas comunidades campesinas del Perú.

Así el Estado de Los Incas organizó un complejo esquema de redistribución de bienes y servicios a lo largo de todo el territorio controlado.

María Rostworowski dedicó más de 40 años a la investigación histórica del mundo andino y  relata con todo lujo de detalles la composición social del Tahuantinsuyu.

Antes de la fuerte expansión territorial incaica, el Cuzco estaba comprendido por cuatro curacazgos, que el supremo soberano, Sapan Inca, otorgaba a los denominados grandes señores, los Hatun Curaca.

La expansión territorial conformó los suyu o regiones, de mucha mayor extensión que los curacazgos, y ello favoreció la creación de una variada clase social de distintos rangos, que abarcaba desde los administradores del estado, a los mercaderes, los sacerdotes, y los artesanos o trabajadores, llamados hatun runa, que componían el núcleo de población, apto para la prestación de servicios.

Esta contribución se denominaba, Mita, era requerida por el Estado del Bienestar del Tahuantinsuyu, y provenía de la establecida solidaridad comunitaria, que se materializaba en hacer regadíos, siembra, cosecha etc. de forma conjunta y sin percibir retribución alguna. (El jesuita Blas Valera la denominó «ley de hermandad»).La población

En primer lugar se hacía necesario un censo de la población, que el Inca Pachacutec, en su vasto imperio, realizó a través de, El khipu,  o censo/registro mediante nudos.

John H. Rowe, en su investigación sobre los censos andinos, da cuenta de que las edades de los individuos no seguían un modelo cronológico, sino un modelo biológico, es decir, los individuos se clasificaban por sus condiciones físicas y su capacidad para el trabajo.

Se establecían, «ciclos biológicos», como los que podemos encontrar en la  de la Dependencia en España, solo que los incaicos alcanzaban al total de la población, ya que, el fin, no solo era el de proteger a la población débil, sino también establecer, aquella mejor dotada para la prestación de servicios, tanto para el mantenimiento del Estado (Hacienda Inca) como para el apoyo a los dependientes (Sistema de la Dependencia).

Así, el Censo se dividía en rangos  de ciclos vitales, que comenzaban por la edad de mayor y mejor facultad y energía para el trabajo (tanto hombres guerreros y agricultores, como mujeres artesanas y engendradoras), que si traducimos al lenguaje cronológico, nos daría una horquilla de 25 a 50 años.

El segundo estamento biológico lo constituían personas de mayor edad que el primero (60 a 78 años), que cumplían trabajos leves y tranquilos (porteros, tejedoras etc.).

La, por nosotros, denominada cuarta edad, era el siguiente ciclo, conformado por personas muy ancianas, que para los incas solo comían y dormían. Los dependientes discapacitados, en todas sus acepciones, tenían su clasificación, y por último, aparecían las edades más tempranas, desde la juventud, los chavales, los niños y niñas, hasta la lactancia, que en nuestra Ley de Dependencia, serían los menores de tres años, y que los Incas tildaban de, «población de nulo provecho».

Un Estado de Bienestar precolombino

El Estado del Bienestar del Tahuantinsuyu, al no tener dinero, utilizaba las riquezas que suponían las tierras, la ganadería y el trabajo.

El estado estableció, como ya hemos mencionado, la mita o prestación de servicios, dividida en mita agraria, mita pesquera, mita minera y mita guerrera, y para el cumplimiento de las mismas, poseía a través de sus contadores/censores, unas perfectas estadísticas demográficas.

El sujeto pasivo o requerido para la mita, que producía los ingresos estatales, es decir el contribuyente, se iniciaba en el momento del matrimonio (trabajador o hatun runa), y se le requería en ciertos períodos, a través de los grandes señores o Hatun Curaca y de los señores o Curaca, para que realizase los trabajos para el Estado y la Comunidad, tales como carreteras, depósitos de víveres, sistemas de riego, construcciones públicas, cultivo de tierras, etc.

La compensación que la ciudadanía recibía era de diferente índole:

Es evidente, y así lo relatan las crónicas, que la expansión del Estado Inca, suponía un fuerte coste, y ello amenazaba el sistema de organización pública, y por ende el Estado del Bienestar.

De la misma manera, la presión impositiva, a través de los servicios, no siempre tenía contentos a los señores de las distintas etnias, acostumbrados antes de ser conquistados por los Incas, al poder y riquezas, sin redistribución alguna, o presionados por los núcleos de población que estos representaban, lo que provocaba, rebeliones, o en el mejor de los casos evasión fiscal, que se ejercía intentando los individuos escapar al Censo, que los controlaba, mediante traslados a otras comunidades, etc.

Pero el sistema de Estado del Bienestar, funcionaba, no había pobreza, ni necesidad y ello constituía una gran lección para los Estados Europeos de entonces, y ejemplo para muchos actuales.

Ni que decir tiene que, el Perú de hoy día, siendo un país de enormes recursos naturales, tiene grandes núcleos de pobreza, que alcanzan niveles estremecedores.

Es el gran contraste de un bellísimo país, de costa, montaña y selva, que aporta una gran cultura milenaria, a través de civilizaciones muy avanzadas, que poco a poco van saliendo a la luz.

Esta organización del Estado Inca, hacía que cada vez las necesidades públicas fueran mayores, para retribuir a funcionarios, administradores, sacerdotes, señores de las diferentes etnias y jefes militares, y que por tanto, aumentara la necesidad de nuevas conquistas, en donde el Estado pudiese apropiarse de nuevas tierras y riquezas, para mantener su imperio.

Este avance sin límite, por necesidad, se fue produciendo sin un sentimiento ni logro de integridad territorial, frente a cualquier amenaza exterior.

Todo ello, suponía en paralelo, que aumentara su complejidad organizativa, lo que traía consigo un incremento paulatino de la fragilidad y debilidad del propio Estado, que, unido a la falta de un sistema de sucesión del soberano y único señor Inca, que provocaba guerras internas, y un cada vez mayor descontento de los pueblos conquistados, fue la razón, por la que, ese puñado de locos aventureros que procedían de Europa, apoyados por la suerte, pudiesen conquistar tan vasto imperio.

Nos queda la vergüenza de haber destruido un Estado del Bienestar, del que podríamos haber aprendido mucho, para mejorar desde aquel momento la filosofía del Estado y encaminar nuestro gasto público, hacia un mayor y mejor bienestar social, aumento de la calidad de vida, propiciar la erradicación de la pobreza, y en definitiva alcanzar el mayor grado posible de felicidad.

Han tenido que transcurrir casi 500 años desde aquella conquista, para que en el mundo desarrollado se hable de Estado del Bienestar, pero olvidando que no puede ni debe ser un concepto único de un grupo de naciones ricas, sino de la comunidad mundial.

Nuestro Tahuantinsuyu actual, debe hablar del «mundo del bienestar», como concepto de solidaridad y de paz, y mientras exista pobreza y falta de desarrollo sostenible en cualquier pueblo, nadie podrá hablar de auténtico Estado del Bienestar.

Salir de la versión móvil