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Autonomía e Independencia en la Vejez

Autonomía e Independencia

Autonomía e Independencia en la Vejez

Autonomía e Independencia en la vejez son términos que en muchas ocasiones se utilizan como sinónimos, pero realmente no significan lo mismo.

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Dependencia se refiere a la persona que depende de algo o alguien.

Se relaciona con algún estado de salud que se ha deteriorado y se traduce en dificultades o imposibilidad para realizar ciertas tareas cotidianas.

Pueden ser las actividades de la vida diaria básicas (AVDB) como:

O las actividades de la vida diaria instrumentales (AVDI) como:

Cuando una persona presenta dificultades para la ejecución de estas actividades, debido a una pérdida o disminución de las habilidades y capacidades motrices de procesamiento y de comunicación / interacción, y precisa ayuda para realizarlas, nos encontramos ante un problema de dependencia.

El término autonomía proviene de los vocablos griegos auto y nomos (ley) y quiere significar la facultad humana para gobernar las propias acciones, la propia vida.

Se opone a heterónoma, que es la cualidad de aquellas personas que son regidas por un poder ajeno a ellas.

La autonomía tiene que ver con la voluntad, en el sentido de gozar de volición independiente; se trata de una propiedad mediante la cual la voluntad constituye una ley por sí misma.

Podemos decir que una persona mayor puede ser independiente para ejecutar las actividades de la vida diaria que conforman su desempeño ocupacional pero no posee la autonomía para decidir en qué momento y de que forma quiere realizar dichas actividades.

De manera contraria una persona mayor puede presentar un compromiso motriz que le genere limitaciones para realizar las actividades (grado de dependencia) pero tener la capacidad de autonomía para decidir cómo llevar a cabo esas actividades, más allá de la ayuda o asistencia que necesite.

 

 

 

Soy Jimena Garriga y desde Plena Identidad expongo mi experiencia en Terapia Ocupacional y Psicogerontología buscando generar lazos académicos y profesionales que ayuden a mejorar la vida diaria de las Personas Mayores.

 

 

 

 

 

 

Autonomía e Independencia de la Persona Mayor

Autonomía e Independencia de la Persona Mayor: La actitud y la forma de actuar de los cuidadores de personas mayores puede fomentar la autonomía de las mismas en las actividades de la vida diaria.

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Las personas mayores pueden necesitar ayuda en diversas actividades de la vida diaria.

En el grado que puede alcanzar esta dependencia influyen muchos aspectos, no sólo el deterioro de la salud.

Factores como el ambiente físico o las actitudes y comportamientos de las personas cercanas también tienen gran incidencia sobre el grado de autonomía e independencia del mayor.

Las personas mayores pueden aprender a ser más autónomas.

Una parte importante de lo que las personas hacen o dejan de hacer, incluyendo a las personas mayores, tiene que ver con lo que sucede a su alrededor.

Que una conducta cambie, se aprenda o se repita en el futuro no sólo depende del estado de salud. Está influido en gran medida por los antecedentes y las consecuencias de dicha conducta.

De este modo, pueden utilizarse para conseguir que la persona mayor desarrolle conductas nuevas o deje de lado otras no adecuadas.

Por ejemplo, si se pretende recuperar las habilidades para vestirse solo, un buen método puede ser el siguiente.

Se le puede ayudar a elegir la ropa, dejarla dispuesta y ordenada.

Después se le recordará lo bien que se vistió el día anterior y que sabemos que es capaz de hacerlo.

Éstos serían los antecedentes.

Como consecuencias de la conducta de vestirse, ya completada con cierta o total autonomía, se puede destacar lo bien que lo ha hecho.

También comentar cómo nos alegramos de ver que hace tantas cosas por sí mismo.

En ambos casos se facilita que la persona mayor sea más autónoma.

Algunos comentarios que favorecen la autonomía son:

Por el contrario, comentarios que favorecerían la dependencia serían: “Es mejor que te quedes en la cama. Total, no tienes nada que hacer” o “Déjame que te vista. Tardamos menos”.

La autonomía tiene un efecto positivo sobre la autoestima de la persona mayor.

No podemos olvidar que la sociedad ensalza, valora y promociona la autonomía.

La persona mayor que se vea obligada a depender y recibir la ayuda de los demás para mantener las actividades de la vida diaria se sentirá más improductiva, vulnerable, débil y dependiente.

Sin embargo, es posible que la actitud y forma de actuar de los cuidadores contribuya a que las personas mayores, aun grandes dependientes, mantengan la confianza en sí mismas y su dignidad como personas.

Esto se promueve, por ejemplo, cuando los cuidadores piden la opinión a la persona mayor en la toma de decisiones o si respetan su intimidad en el baño.

Favorecer la autonomía también beneficia al cuidador.

Es posible que exista quien piense que llevar a cabo las sugerencias anteriores significa dedicar un tiempo excesivo a las tareas.

Es probable que al principio realmente sea necesario algo más de tiempo.

Sin embargo, el esfuerzo se ve recompensado a medida que la persona mayor dependiente va recuperando cierta autonomía.

No hay que darse por vencido y se debe ser persistente para favorecer la autonomía de la persona mayor.

Además, se irá reduciendo de forma gradual el esfuerzo que se dedica a ayudar al mayor en tareas cotidianas.

Como consecuencia, el cuidador se encontrará más fuerte y con mejor ánimo para enfrentarse con más garantías a la tarea de cuidar.

 

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